Podemos asociar el
término PROYECTAR con el cine donde vemos sobre una pantalla imágenes, ideas, acciones,
que se emiten desde un proyector.
Análogamente también
nosotros “proyectamos” contenidos en su mayoría inconscientes, empleando como “pantalla
a otras personas". Aquellos aspectos que no nos agradan de nosotros, que
contradicen la imagen de aquello que deseamos ser (yo Ideal) y no lo somos, la
vamos depositando en los demás. Allí es donde la vemos como imágenes
especulares y negamos sean nuestras, son de OTROS y no las soportamos, nos
irritan, nos hieren, nos violentan y queremos cambiarlas, queremos que el OTRO las
modifique. Si quien las recibe advierte que son “nuestras proyecciones”y está
en un camino de crecimiento, las devolverá para que nos hagamos cargo de ellas
y será nuestra tarea personal, INTEGRAR estas contra-imágenes a aquellas que nuestro
Ego si aprueba y conoce. Pero en muchas ocasiones, el vínculo se teñirá de más
sombras intercambiando mutuas proyecciones y ambos integrantes del mismo
resultarán empobrecidos. El desafío personal para conocer e integrar luces y
sombras, inicia con un aprendizaje donde se reconoce aquello que estamos
proyectando sobre otro y se lo libera de lo que no le pertenece. Esto se llama “recoger
las proyecciones propias” y ACEPTAR que eso que nos irrita en los demás quizás
nos pertenece, aunque el Ego haya dicho lo contrario. Aceptar es el primer paso
y luego viene el trabajo con la propia Sombra para poder ver cómo es ella, qué
tiene para decirnos, “escucharla y escucharse” para poder Integrarla y sumar
los aspectos antes “rechazados” al resto de la personalidad. ¿Por qué? INTEGRAR
porque así como un organismo supone la existencia de varios órganos en armonía,
el psiquismo necesita para su buen funcionamiento que nuestras partes internas actuén
con el menos grado de “rechazo” entre ellas. Permanentemente estamos creando “sombras”
al actuar y el trabajo de integración también requiere de una constancia para
que podamos tener equilibrio interno.
Los demás nos ayudan
a ver nuestras “partes escindidas", colaborando con nosotros en la tarea de
cohesionar más nuestra propia personalidad, pero no nos confundamos, los OTROS
son el diferente, el irrepetible y único ser humano que no ha de asumir el
compromiso de nuestro propio crecimiento y evolución.
-Master María Inés Figueroa.
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